La Enfermedad Renal Crónica es un problema de salud pública mundial. La manifestación más grave de la enfermedad renal es la insuficiencia renal crónica terminal (IRCT) que lleva al paciente a la necesidad de terapia de sustitución renal, como diálisis crónica (hemodiálisis o diálisis peritoneal) o trasplante renal, con el consecuente impacto sobre los sistemas de salud que deben absorber los costos sociales y económicos que estos tratamientos implican.
Mientras la incidencia de la IRCT se ha duplicado en los últimos 10 años, hay muchos pacientes con ERC en estadíos tempranos que no tienen diagnóstico y tratamiento. Se estima que, en la población general, un 16.9% de los mayores de 20 años padecen este problema de salud. Estudios en Argentina demuestran cifras similares. Asimismo, mediante datos registrados en el Sistema Nacional de Trasplantes (SINTRA), se encuentra en aumento el número de pacientes en tratamiento con diálisis, así como el número de trasplantes renales, aunque con diferencias regionales importantes.
Es de prever en Argentina un aumento progresivo de estas cifras, considerando la transición epidemiológica en curso, que implica un aumento de las enfermedades crónicas, sumada a un envejecimiento progresivo de la población, hecho que también predispone a la ERC.