La procuración de órganos y tejidos, al igual que la mayoría de las actividades en la sociedad, se vio significativamente alterada por la pandemia de covid. Transcurrido casi un año desde su inicio y de las medidas sociales de distanciamiento y aislamiento, los cambios en la rutina de trabajo, así como los resultados concretos, hablan de una adaptación dinámica a la nueva realidad por parte de todo el equipo de CUDAIO y de otras instituciones involucradas en la actividad.
El nuevo escenario se configuró a partir de la marcada incidencia del virus en los ámbitos de la salud, las restricciones de movilidad y de otros servicios auxiliares, e impuso límites y desafíos que debieron abordarse con creatividad y esfuerzo.
Las experiencias de cuatro personas a cargo de funciones claves ilustran a grandes rasgos algunas características de estos cambios. Son los testimonios de la Dra. Eugenia Chamorro, coordinadora de CUDAIO en el Hospital Cullen de Santa Fe; el Dr. Sebastián Renna, ablacionista de CUDAIO en Rosario; Carlos Díaz, responsable del área de Movilidad de la misma institución; y Eduardo Romagnoli, Director del aeropuerto de Rosario.
Acerca de las ablaciones de órganos y tejidos
La Dra. Chamorro explica que en los procedimientos de donación de órganos “se tuvieron que implementar protocolos nuevos de selección de donantes”, explica la Dra. Chamorro. “A los habituales análisis de laboratorio, que tienen la función de asegurar que el órgano o tejido no represente ningún riesgo para el receptor, se les agregó el análisis de coronavirus. Otro criterio de descarte que se adoptó fue con los potenciales donantes que compartían la misma unidad de terapia intensiva con personas que estaban cursando la etapa más aguda del covid. Asimismo, los momentos de mayor saturación de las terapias intensivas representaron un condicionante más para la procuración, ya que estas unidades son el único ámbito donde se puede resolver técnicamente la donación de órganos”.
Otra de las novedades tuvo que ver con la implementación del programa de ablación regional hepática. Según detalla el Dr. Renna, “habitualmente los únicos órganos que extraíamos nosotros eran los riñones, que luego se enviaban al centro donde se efectuaría el trasplante. A partir de distintas limitaciones en viajes y desplazamientos y para reducir la intervención y traslados de equipos de ablacionistas desde otras provincias a la nuestra, se aceleró la puesta en marcha del programa. El mismo consistió en comenzar a extraer hígados en forma local, ahorrando un paso logístico clave para el equipo de trasplante y reduciendo así los movimientos de personas. También contribuimos con ablaciones de páncreas”.
“Se puede decir que la pandemia obligó a realizar varios ajustes en los tiempos de trabajo, ya que la prueba de covid a los potenciales donantes agregó un paso más a los varios que ya existen en estos procedimientos de alta complejidad y urgencia”, concluyó Renna.
La logística y el traslado de órganos, sangre y plasma
Siendo la donación y el trasplante prácticas médicas que dependen notoriamente de la sincronización logística, las tareas de movilidad y traslados experimentaron su propia adaptación a las condiciones de la pandemia. Carlos Díaz reseña que “el volumen de trabajo en este último año aumentó considerablemente. En gran medida debimos suplantar traslados de personas o cosas que habitualmente se resuelven con transporte público, en particular de larga distancia”.
Lo más significativo fue la novedad del plasma de convalecientes de covid. “Se agregaron una gran cantidad de viajes para completar el circuito del plasma. Trasladamos a muchos donantes, ida y vuelta, entre sus localidades y los centros receptores; y se distribuyeron más de 1000 unidades de plasma para su aplicación en tratamientos en todo el territorio provincial”.
Díaz agregó que “la donación de órganos también impuso tramos adicionales a los habituales, ya que debimos reemplazar con nuestros choferes la logística del laboratorio, que es previa a la donación y casi siempre se resolvía con las empresas de transporte interurbano. Las restricciones de la pandemia resultaron en miles de kilómetros y muchas horas adicionales para nuestra área de trabajo. Es tal vez la parte más invisible de los procesos de donación, pero indispensable para que salgan bien, en tiempo y forma”.
“Estamos orgullosos de contribuir como un eslabón más de estas prácticas tan complejas de la salud pública», concluyó Díaz.
El trayecto de la donación también es por aire
Los vuelos sanitarios son otro actor fundamental en la logística de donación y trasplante que continuó en plena actividad durante la pandemia.
El director del aeropuerto de Rosario, Eduardo Romagnoli, aporta detalles sobre la operatoria: “durante largos meses, a falta de los vuelos comerciales, la actividad principal del aeropuerto se centró en vuelos privados relacionados con alguna actividad esencial. Entre ellos, los vuelos de traslados de órganos y personal médico tuvieron un protagonismo particular».
“Esta necesidad es lo que nos permite y nos obliga a seguir abiertos las 24 horas, ya que en un vuelo de esas características se movilizan hasta unas 40 personas entre el personal del aeropuerto, la PSA, Migraciones, la repartición de emergencia y traslados y la guardia médica propia del aeropuerto. Estamos hablando de vuelos que son imprevistos, espontáneos, en los que hay que resolver sobre la marcha. Para ello contamos con un equipo en situación de alerta, en guardia permanente, y llegado el momento, con pocas horas o minutos entre llegada y salida, tiene que trabajar de manera coordinada, sincronizada y eficiente», resalta Romagnoli.
“A lo largo de 2020 realizamos más de cien operaciones sanitarias, incluyendo también el traslado de insumos y personal médico. Sabemos que, por la importancia de Rosario en la procuración de órganos, nuestro aeropuerto es un actor fundamental en el sistema trasplantológico argentino, y trabajamos con un fuerte compromiso frente a esa realidad».
Romagnoli expresa también el impacto emocional que les produce su intervención en los procesos: “nuestra participación como eslabón de un operativo de donación y trasplante es muy movilizadora; todo el personal que interviene lo vive intensamente desde lo humano. Es cuando decimos ‘vale la pena dar este servicio público, vale la pena formar parte de un una experiencia como esta».
El desafío de trabajar en pandemia expresado en números
En el lapso de casi un año desde que se decretaron las medidas restrictivas por el covid, el 20 de marzo del año pasado, nuestra provincia es la segunda a nivel nacional con más procesos de donación. Y sobre 48 donantes del año 2020, 43 fueron generados durante la pandemia.
En el mismo período se registra también que un hospital santafesino fue el mayor generador de donaciones de órganos y tejidos del país. Se trata del HECA, de Rosario, con 19 procesos de órganos y 22 de tejidos.
Los donantes santafesinos posibilitaron, a lo largo de estos últimos once meses y medio, 128 trasplantes de órganos, 11 de válvulas cardíacas y 47 de córneas.